Sólo con el incesante tic-tac de un reloj que nunca cesa, y a la hora de la verdad vemos como se aleja nuestro objetivo de nuestras manos secas, áridas y falta de la recompensa por los logros y esfuerzos realizados a travéz de nuestros años. Viendo como el tiempo se nos escapa de las manos, resbalando entre los dedos de la desesperación inquietante y reflejando la mirada vacía y sin brillo de la falta de luz.

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